Mi bella patria Colombia.

Varias veces mi esposo me ha pedido escribir sobre esto pero las ganas de no aceptarlo no me dejaban. Sobre todo porque cada vez que digo que extraño a mi patria, él muy comodamente se ríe y me dice: «Ay nena como te dieron vuelta tus palabras».

Mucho antes de salir de Colombia, me tocó ver como mis papás se despedían de mí obligados a dejar su país, su casa y su vida en Cali.  Una época de mucho desorden en mi ciudad a causa de mil razones que creo que muchos conocemos y que no vale la pena mencionar. A partir de ese momento no descansé pidiéndole a mi esposo que buscaramos otro lugar donde vivir, encontrando siempre en él la respuesta que mientras no tuvieramos algo sólido en otra parte no nos iríamos.

Fue así como un  6 de agosto de 2002 ví salir a mi marido de mi casa con lágrimas en los ojos porque nos dejaba pero con la ilusión de encontrar mejores oportunidades  en tierras ticas. Dos meses y medio después, tras pasar una temporada con mi madre nos encontramos nuevamente para empezar una nueva vida en Costa Rica. Luego de ocho meses de disfrutar de los paraísos ticos fuimos trasladados a Guatemala en Abril de 2003 donde estuvimos por 6  años y ahora salimos desfilando hacia Honduras hace un año exactamente.

Tico, chapín o catracho, todas las experiencias han sido muy lindas. Que se aprende mucho por fuera, se aprende. Hemos madurado, hemos vivido cosas muy duras como familia estando lejos del resto de la «manada», hemos tenido muchas alegrías también, hemos compartido con gente muy linda en cada uno de estos países (y si a mis hijas preguntaran les dirían que son chapinas de corazón) y si a mí me preguntaran puedo decir que a cada país le debo agradecimientos por infinidad de cosas que encontré y aprendí en cada uno. Pero también todas las experiencias vividas me han enseñado que hoy no cambio a mi país. A pesar de los miles de problemas que tenemos en Colombia; pienso que no hay nada igual a su cultura, el nivel y la calidad educativa, el nivel del servicio de médicina (empezando por las prepagadas), sus climas (ya sea en regiones frias o calientes), su gente, sus lugares, sus comidas e inclusive la atención al cliente que son algunas de las cosas que más he extrañado.

Hoy cada vez que digo, como amo a mi Colombia y como la extraño, Juan Carlos se ríe y me dice que recuerde cuantas veces rogué por salir de mi país 😦

Imagino que aquí entra muy bien el dicho que canta «Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde» y pues yo, con el permiso de mis amigos de la zona centro, seguiré disfrutando de mis experiencias vividas por acá en tierras centroaméricanas pero con la convicción de que igual a mi Colombia no hay!! Me quedo con mil Uribes, así se quiera reelegir a pesar de que muchos no estén de acuerdo, me quedo con todo y la mala fama que tenemos de narcos y me quedo hasta con la Piedad Córdoba, pero no cambio a mi Colombia tierra querida!!!!

Me siento orgullosa de der COLOMBIANA.

Reencuentro con compañeros de colegio

Después de que salí del colegio en 1989, no volví a tener contacto con mis compañeros de colegio con quienes me gradué ni aún menos los que dejé atrás después de perder dos valiosos años. Tampoco con los que se fueron del Liceo sin terminar el ùltimo año.

El año pasado reencontré a casi todos a través de Facebook y MSN, esto 19 años después. Es sorprendente y a la vez impactante, encontrarte tanto tiempo después con esas personas con las que compartiste tantos años de tu vida. Muchos habían seguido en contacto entre ellos,  así que tal vez no lo vivieron como me pasó a mí.

Después de todo este tiempo uno se reencuentra con adultos, ya no somos los niños de esa época. Ha sido muy interesante volver a hablar con todos y descubrir en cada uno cosas que por la inmadurez de esos años de colegio uno no veía. También ha sido interesante oir a otros decirme lo que pensaban de mí en esa época o como me veían detrás de ese uniforme (que tal vez era lo único que uno mostraba con sinceridad).

De este reencuentro me quedaron varias conclusiones. Primero que por muy amigos que uno haya sido en el colegio, sólo con el tiempo te das cuenta quienes lo fueron de verdad con sinceridad. Segundo, que te perdiste de conocer a muchos que hoy en día al conocerlos desde otra perspectiva te das cuenta que valían montooooonessss y no los aprovechaste. Y tercero, que hay otros que definitivamente no dejaron de ser los mismos de cuando estabamos en bachillerato o hasta primaria.

Con todos ha sido muy emocionante hablar y saber de sus actuales vidas. Con algunos he compartido largas charlas en internet muriéndonos de la risa de lo tontos que pudimos ser en esa época. Con otros he estrechado lazos de amistad sorprendiendome de lo especiales que pudieron llegar a ser años atrás.

Me alegro mucho de haber podido ubicar a tanta gente de nuevo y espero que los que no han aparecido nos encuentren y los que han decidido alejarse cambien su sentir, para que no se pierdan de muchas cosas lindas y especiales que podemos encontrar en nuestros compañeros del colegio Liceo Francés.